Terapeuta o perito. La importancia de conocer la diferencia.

Una de las funciones de la psicología forense es proporcionar testimonio de testigos expertos en casos judiciales en los que hay que contestar una interrogante legal, sea lesiones psicológicas, relaciones paterno y materno filiales o arreglos de custodia. Si bien muchas personas pueden suponer que cualquier psicólogo podría proporcionar testimonio en tales casos, en realidad hay varias ventajas de usar un psicólogo contratado específicamente para ayudar a contestar esas preguntas y varias desventajas al contratar al terapeuta del litigante.

 

Algunas de las ventajas de utilizar un psicólogo específicamente contratado como perito forense son:

Objetividad: Los peritos en psicología forense están formalmente adiestrados para realizar evaluaciones psicológicas dirigidas a contestar una interrogante legal y para proporcionar opiniones imparciales basadas en la evidencia disponible. Esta objetividad es esencial en los casos legales, donde una opinión desinformada puede tener implicaciones significativas para las partes involucradas.

Imparcialidad: Un perito en psicología forense no está involucrado en el tratamiento del litigante o de sus hijos y, por lo tanto, no tiene ningún interés personal en el resultado del caso. Esta independencia de criterio es crítica ya que en los casos en que se pide el testimonio del psicólogo que ofrece terapia al litigante puede ser visto como parcial para su paciente. Un testigo psicólogo experto, por otro lado, es visto como un evaluador independiente que no está tomando lados y puede proporcionar una evaluación más objetiva, lo que es crucial para que el juzgador de los hechos pueda tomar una decisión justa e informada.

Conocimiento especializado: Un experto en psicología forense tiene conocimientos especializados y capacitación en las áreas específicas de la psicología que son relevantes para los casos legales, como la evaluación de lesiones psicológicas, el impacto del trauma en el funcionamiento psicológico, las necesidades de los menores según su etapa de desarrollo y el uso correcto de las pruebas y evaluaciones psicológicas. Este conocimiento especializado es crucial para ayudar al tribunal a comprender los problemas psicológicos en juego en el caso.

Experiencia en la corte: Los expertos en psicología forense tienen experiencia en testificar en la corte y están familiarizados con el proceso legal. Entienden los requisitos de la corte y pueden presentar su testimonio de una manera clara y concisa que sea fácilmente entendida por el juez y el jurado.

Por otro lado, si bien es cierto que un psicólogo tratante puede tener una comprensión profunda de los problemas psicológicos del demandante y puede proporcionar información valiosa, existen varias desventajas al usar un psicólogo tratante como testigo en un caso legal.

 

Algunas de esas desventajas son:

Sesgo: Un psicólogo tratante tiene como norte el bienestar de su paciente para poder aportar en su recuperación. Esto puede conducir a una falta de objetividad en su testimonio y puede dificultarles proporcionar una evaluación y brindar una opinión imparcial que podría perjudicar a su paciente. En un caso de custodia es a menudo un proceso en el cual cada padre trata de presentarse de la mejor manera posible y desacreditar al otro padre. En tal situación, un psicólogo tratante que tiene una relación preexistente o preferencia con una o ambas partes puede ser visto como parcial, y sus opiniones pueden carecer de objetividad e imparcialidad.

Experiencia limitada: Si bien los psicólogos tratantes están capacitados para brindar terapia y apoyo a los pacientes, es posible que no tengan la experiencia especializada requerida para proporcionar testimonio de testigos expertos en un caso legal. Esto puede resultar en que su testimonio sea menos confiable o menos persuasivo que el de un experto en psicología forense que tenga capacitación específica y experiencia en brindar testimonio experto.

Conflicto de intereses: Los psicólogos que ofrecen terapia al litigante usualmente tienen intereses en conflicto en un caso legal. Por ejemplo, si su opinión no es la que desea su paciente la relación terapéutica puede verse afectada. De otra forma, revelar información vertida en el proceso terapéutico puede resultar perjudicial en el proceso de recuperación. Estos conflictos de intereses pueden socavar la credibilidad de su testimonio.

Conflicto de roles: Como terapeuta, el psicólogo entra en un rol de testigo de hechos. Como tal no puede ofrecer opiniones durante su testimonio ni usar prueba de referencia, algo que a los peritos sí se les permite y que es práctica usual en las evaluaciones psicológicas. Aun cuando se les pida opinar sobre la controversia legal, al no haber realizado una evaluación formal para contestarla, no tendrían base para fundamentarla.

Falta de conocimiento de las evaluaciones para corte: Las evaluaciones dirigidas a informar una opinión en el contexto legal requieren de más que el conocimiento clínico que posee un psicólogo dedicado exclusivamente a ofrecer servicios de psicoterapia. Es muy probable que no tome en consideración todos los elementos necesarios para poder contestar cabalmente la interrogante clinico-legal. Por ejemplo, puede conocer el detalle de la condición emocional de su paciente, pero no puede establecer un nexo causal entre esa condición y un evento porque esto no es práctica común en la psicoterapia.

Preocupaciones éticas: Los psicólogos tratantes pueden tener preocupaciones éticas sobre testificar en un caso legal que involucra a su paciente. Por ejemplo, al pedirle que ofrezca una opinión sobre el asunto legal, se le está poniendo ante la situación de asumir un rol dual. También pueden estar preocupados por violar la confidencialidad o violar la confianza de su paciente. Estas preocupaciones éticas pueden dificultarles proporcionar un testimonio objetivo y confiable.

La mejor alternativa, tanto para los psicólogos como para sus clientes y el caso que llevan es mantener el proceso de terapia separado del escenario legal. De esta forma se maximiza el beneficio terapéutico que puede estar necesitando el litigante ya que el mismo proceso legal acarrea muchas preocupaciones y situaciones que generan ansiedad y estrés. Tener a un psicólogo que entra al caso exclusivamente como evaluador, es la mejor estrategia siempre que se necesite de una opinión para resolver una interrogante psicolegal.